martes, 10 de mayo de 2011

lunes, 7 de marzo de 2011

Vídeo de San Valentín

A continuación puedes disfrutar de los dos poemas amorosos de grandes poetas hispanoamericanos recitados este curso en el Certamen de Rapsodas de San Valentín. Los alumnos que los recitan fueron considerados por sus compañeros como los mejores rapsodas de este certamen.



Si deseáis ver el vídeo a pantalla completa, pulsad aquí.

domingo, 30 de enero de 2011

Las Palomas

Las Palomas

Esto es lo que me contó un amigo de mi madre en una cafetería cuando estábamos de vacaciones en Galicia:

Hace siete años, en una ciudad pequeña de América, me ocurrió un suceso muy extraño.
La gente, que vivía en las granjas en torno a la ciudad, empezó a desaparecer. Nadie sabía qué pasaba y entonces empezaron a dejar la vida en las granjas y se fueron a la ciudad.
Durante un tiempo no desapareció nadie, pero la gente estaba extrañada ya que habían llegado muchas palomas a la ciudad. Un mes más tarde en la localidad empezaron a desparecer personas adultas y niños y la gente casi no salía de sus casas ya que tenía mucho miedo.
Entonces, un detective empezó a investigar qué pasaba en la ciudad y por un tiempo no encontró nada; pero más tarde encontró un almacén abandonado, alejado de la ciudad. El almacén era muy grande, tenía las ventanas rotas, la pintura (presentaba numerosos desconchones) estaba caída, y al tejado le faltaban algunas tejas. Era un sitio siniestro.  En su interior chirriaban las puertas, estaba muy oscuro y tenía varias habitaciones. El detective estuvo varios días examinando el lugar hasta que un día, al adentrarse en una de aquellas estancias, encontró huesos humanos y varios cadáveres  y, junto a ellos, muchas plumas. El detective se llevó una de aquellas plumas para examinarlas, ya que eran un poco extrañas.
Llegó a la comisaría, y tras varias horas en ella, no consiguió saber de qué especie de ave era aquella pluma.
Durante cinco meses, el detective siguió investigando; pero las desapariciones y muertes continuaron.
Un día, el detective presenció una desaparición y pudo ver aquella “cosa” que se llevaba a la mujer. El detective se quedó sorprendido y asustado al ver que aquellos “seres” eran… ¡¡palomas!!  Pero no eran palomas normales. Tenían un tamaño como el de un perro y en su pico había unos dientes muy puntiagudos.
El detective cogió su coche y empezó a seguir a aquella “paloma” y llegó hasta el almacén que él antes había investigado. Entonces cogió su móvil y llamó a la comisaría para que vinieran patrullas de todos los distritos hacia aquel lugar.
Los agentes, una vez allí y sin saber a lo que se enfrentaban, estaban muy tranquilos y cuando el detective contó lo que ocurría se empezaron a reír y pensaron que aquello era una broma.
De repente, empezaron a salir “palomas” del edificio y a atacar a todas las personas presentes. Entonces se produjo una confrontación. Al principio, las aves caían como moscas; pero pasados unos minutos, las “palomas” empezaron a matar a todos los policías y finalmente allí sólo quedaban “palomas”.
En esa ciudad hoy no hay ningún signo de vida. Pero ¿qué pasó con las “palomas”? Yo apenas tenía 17 años y era demasiado joven para estar con mi padre luchando en guerras, pero él me enseñó cómo hacer una bomba lo suficientemente potente como para que aquel almacén volara por los cielos. Y así fue, hice volar aquel almacén y acabé con todas las “palomas”.

                                                                                                                  Andrea Gómez de la Vara.

martes, 18 de enero de 2011

El puzle mágico.
Había una vez, en una gran ciudad, de un gran país, de un importante continente una niña a la que cada cumpleaños y fechas especiales en las que se hacían regalos sus padres le daban puzles. Un día, la niña vio un puzle muy llamativo en el escaparate una pequeña tienda de antigüedades. La niña muy curiosa decidió entrar para verlo más detalladamente. Una vez dentro empezó a observar todas aquellas antigüedades que sin saber por qué estaban todas relacionadas con el mundo de los puzles. De repente e inesperadamente salió de una pequeña puerta la dependienta de aquella interesante tiendecilla.


-¿Qué quieres? – le preguntó, muy amable, la dependienta.


-Estaba mirando, pero en especial, me gustaría saber cuanto cuesta aquel puzle del escaparate- respondió la niña.


- ¿Un puzle en el escaparate? ¿Estás segura?- preguntó la dependienta un poco asustada pero a la vez intrigada.


- Sí, sí. Estoy segurísima- respondió la niña.


La dependienta que por alguna razón no acababa de creer que en el escaparate hubiera un puzle, fue allí para comprobarlo. Cuando vio que era verdad lo que aquella niña decía se quedó sorprendida pues nunca habían vendido puzles en la tienda. La niña miraba intrigada la reacción de la dependienta y rompió el silencio:


-¿Bueno y cuánto cuesta?- pregunto.


-Este puzle no está en venta, lo siento- dijo la dependienta.


La niña que quería ese puzle con todas sus fuerzas le dijo a la dependienta:


-¡Pero si usted ni siquiera sabía que había un puzle ahí! – protestó la niña indignada.
La niña le suplicó, lloró, se arrodilló hizo todo lo posible para que le vendiera aquel puzle. Hasta que la dependienta ya compadecida de lo que estaba viendo acepto venderle aquel puzle. Cuando la niña abrió la caja vio que el puzle estaba casi completo solo faltaba una pieza y entonces fue cuando la dependienta le explico que, aquel puzle no era un puzle normal como otro cualquiera, era un puzle muy especial y único en el mundo, aquel puzle tenía el poder de que al completarlo te concedía un deseo, daba igual cual fuera, mientras colocabas la última ficha lo pedias y tu deseo era concedido, pero claro, si aquel puzle llegaba a caer en malas manos podría ser mortal para todo el mundo. La niña que quiso probar a ver si era cierto lo que aquella mujer decía, mientas colocaba la última pieza que estaba suelta pidió tener al lado un exquisito trozo de pizza y entonces cuando la colocó… ¡Apareció! Apareció a su lado un gran y suculento trozo de pizza. La niña asombrada le dio el dinero a la dependienta y salió corriendo a su casa. Cuando llego a su habitación cerró la puerta y desarmó el puzle para volverlo a montar y pedir más deseos. Y así lo hizo innumerables veces hasta que bajó a cenar y su hermano mayor entró a su habitación. La niña había escrito en un papel todo lo que había pasado con aquel puzle y su hermano lo leyó. No se lo creía así que decidió probar con un deseo muy malo… ¡Deseó que su familia muriera! Y cuando colocó la pieza no escuchó nada por lo tanto no creyó que hubiera pasado nada pero cuando bajó a cenar descubrió que toda su familia había muerto…


                                                                                                           Luisa Giraldo